lunes, 28 de marzo de 2011

"El país del miedo", de Isaac Rosa.

Menos en el llamado "Granta español", aparecido a finales del año pasado, Isaac Rosa es incluido en las listas de jóvenes promesas en castellano, además de en estudios realizados por profesores universitarios sobre la historia de la literatura española y su presente con más futuro.

En 2004, su obra "El vano ayer" fue galardonada con el Premio Ojo Crítico, prestigioso tanto por la independencia frente a intereses publicitarios editoriales como por la calidad de las novelas reconocidas por su jurado.

Son éstos motivos suficientes para fijarse en este escritor.

"El país del miedo", editada por Seix Barral, es una historia, desarrollada a través de dos vías  que discurren paralelas, sobre los comunes temores de las personas, las amenazas que como padres o como hijos les rodean, inquietudes compartidas, o no, pero reconocibles. Una de las cuales se hace efectiva.

La enumeración de estos miedos, en un princio atractiva y eficaz, provoca que la historia se siga con desazón e inquietud, que hasta los más inocentes detalles produzcan desasosiego. Pero el abuso de estas relaciones bordea la mera referencia de todos los tópicos que sobre esta materia se pueden sacar de la ficción, como reiteradamente el autor atribuye al protagonista, eludiendo responsabilidades.

De fácil lectura, más de lo que se presume de la puntuación, su sintaxis ágil y elíptica tiene resultados desiguales, en ocasiones atractivos, eficaces, diferentes y en otras confusos, equívocos, cuando no equivocados. Al autor se le van agotando las fuerzas. El nivel, la preocupación estética no se mantiene y deriva en una escritura más simple, menos comprometida, en la que desentonan los momentos en los que el narrador se hace presente, buscando la complicidad del lector.

Reconociendo la brillantez de algunas reflexiones sobre los mecanismos de los temores, lo efectivo de la estructura para conseguir que una historia sencilla resulte atractiva, y el interés general de la obra, parece que a Isaac Rosa sus personajes le han contagiado la cobardía. Se echa en falta más audacia, seguridad, la de que sí transmite, por ejemplo, un autor que se presenta como referencia, Javier Marías en "Corazón tan blanco" o, en menor medida, "Todas las almas", el cual está encantado de conocerse y se nota en sus novelas.

Isaac Rosa demuestra que tiene potencial; otros autores ya han demostrado su talento. Puede ser incluido en los listados de escritores a seguir, en la de este blog por lo menos lo va a estar, mientras esos otros autores también aparezcan.

lunes, 21 de marzo de 2011

Erskine Caldwell

Pasados unos años, o has ganado el Nobel o serás olvidado.

Muchos autores y obras de calidad han quedado sepultados bajo nuevas novelas escritas por los escritores actuales, han sido arrasados por la fuerza de las modas.

William Faulkner ocupa un sitio en el Olimpo de los Clásicos gracias a sus indudables méritos. Y al Nobel. Por qué si no Erskine Caldwell, con quien compartió tiempo, temática e influencia sobre la literatura sudamericana, es un autor prácticamente olvidado.

Si el, en su momento, radical y revolucionario Faulkner se convirtió con el tiempo en un indiscutible, Caldwell ha recorrido el mismo camino en sentido contrario; su clasicismo resulta ahora sorprendentemente moderno.

Lo que en Faulkner es innovación, experimentación, subjetividad y exigencia, es sencillez, inmediatez, objetividad y facilidad en Caldwell. El mismo Sur racista y violento diseccionado de un modo totalmente distinto, mostrado con crudeza y sin artificios.

Caldwell es un narrador imparcial, preciso en los diálogos y en la descripción descarnada, carente de metáforas, de los espacios, las situaciones y los personajes, eficaz para mostrar las personalidades y sus contradicciones.

En "Tumulto en julio" la persecución de un muchacho negro para su linchamiento es la anécdota utilizada para evidenciar la hipocresía de los poderes policial, político, judicial y religioso. "La casa de colina" describe el final de una decadente familia terrateniente. "El camino del tabaco", una obra maestra del tremendismo, se centra en la clase arrendataria blanca que empieza a abandonar el campo para trabajar en las fábricas.

El resultado es un mundo trágico hasta lo cómico, en el que no se elude lo erótico, de personajes primitivos y miserables, los negros ignorantes y pusilánimes, los blancos crueles, inútiles los pobres y cínicos los ricos.

Gracias a Navona Editorial, con su colección "Reencuentros", Erskine Caldwell está siendo recuperado.

Para ofrecer unos precios sin competencia, esta editorial no se permite la elegancia que ofrecen otras nuevas pequeñas editoriales (Nórdica Libros, Impedimenta, Libros del Asteroide o Funambulista). Navona Editorial sacrifica la calidad del papel y el diseño de sus portadas pero no edita en rústica. Son libros pequeños, humildes y bien cosidos.

En el mercado de segunda mano, y a muy buen precio, puedes encontrar títulos de Erskine Caldwell editados en su momento por Plaza y Janés, Luis de Caralt, Círculo de Lectores y la argentina Santiago Rueda. Ésta última, con unas traducciones muy platenses, fue la vía utilizada para salvar la censura.

jueves, 17 de marzo de 2011

Amelie Nothomb

Amelie Nothomb es a la literatura, lo que Woody Allen al cine.

Ambos son inteligentes, perspicaces, irónicos y con una peculiar personalidad. Se sirven, en la mayoría de los casos, de sí mismos como protagonistas, aunque son capaces de crear hermosas obras de ficción pura. Ambos te hacen reir mientras te hacen pensar. Sus historias son sencillas, divertidas y emocionantes.

A quien le guste lo bueno que ha hecho Woody Allen, le gustará Amelie Nothomb.

Pero lo que hace pensar en Woody Allen al referirse a Amelie Nothomb es su común obligación de ofrecernos una obra al año, obligación que redunda en la calidad de su trabajo, sobre todo en la de las últimas películas del cineasta de New York.

No sabemos cuántos guiones escribirá Woody Allen y cuántos desechará. Sí que Amelie Nothomb todos los años, en una fecha determinada comienza dos textos que, por imposición propia, termina siempre un día concreto. Uno es desestimado y otro entregado al editor. El desestimado nunca, ni después de muerta, verá la luz.

Esta forma de trabajar autoinfringida no beneficia, todo lo contrario, a sus novelas. Woody Allen sí ha logrado alguna obra maestra. Amelie Nothomb todavía no; sus obras son buenas, con momentos  brillantes, pero alguien, con el valor suficiente, debería decirle que cada historia necesita más o menos esfuerzo, más o menos dedicación. Más o menos tiempo. Más o menos trabajo.

Proporcionar a la editorial una novela y desechar la otra garantiza que se publica lo mejor, o lo menos malo. Algún año puede que ninguna de las dos obras merezca la pena, y seguro que, por coincidir con una obra mejor, grandes obras no lleguen nunca a ver la luz.

Los textos autobiográficos deberían ser agrupados, ordenados, pulidos y publicados conjuntamente. El resultado sería una gran obra. Una idea, antes de su jubilación, para Jorge Herralde y la colección "Otra vuelta de tuerca". No ocurriría así que lo que es fundamental en una novela es reiterado en las siguientes, cuando no anecdótico, desmereciéndose unas a otras.

Hay que leer a Amelie Nothomb. Concretamente "Ni de Eva ni de Adán" antes que otros títulos más conocidos, y, como ejemplo de novela no autobiográfica,"Diccionario de nombres propios".

En el mercado de segunda mano sus libros son difíciles de encontrar. En internet, los pocos que salen al mercado vuelan.

martes, 15 de marzo de 2011

Presentación

Mi señora dice que me ponga a hacer algo.
Mi madre dice que le gustaría que me pusiera a hacer algo.
Mis amigos me preguntan si tengo pensado hacer algo.
Mi hijos no saben si hago algo.
Mi padre no dice nada. A veces, mientras plancho o recojo la cocina, noto su mirada y su silencio.

Pero, con la que está cayendo, a qué me voy a dedicar.
Apenas sé leer y escribir. Sólo puedo hacer eso. Leer o escribir. Leer es prácticamente lo único que hago. Escribir lo he intentado, pero me faltan el talento y la imaginación.

Lo que sí tengo es criterio. Sé lo que me gusta y lo que no, y porqué. Puedo escribir sobre lo que leo, opinar sobre el libro, sobre el continente y el contenido, sobre quienes los hacen y quienes los venden.

Así que, desde la admiración (y la envidia) a los escritores y el respeto a editores y libreros, en este blog se publicarán opiniones sobre todos ellos.

La intención no es provocar, es informar. Hacer daño no, sólo ahorrar tiempo y dinero. El tiempo se puede ahorrar si sólo leemos lo que merece la pena. También si nos ayudamos a descubrir los autores buenos. Aparte de la opción de las bibliotecas, el dinero se puede ahorrar si utilizamos y conocemos las vías para adquirir los libros al mejor precio.

Espero servir.

*No estoy de acuerdo con la decisión de la RAE.