jueves, 17 de marzo de 2011

Amelie Nothomb

Amelie Nothomb es a la literatura, lo que Woody Allen al cine.

Ambos son inteligentes, perspicaces, irónicos y con una peculiar personalidad. Se sirven, en la mayoría de los casos, de sí mismos como protagonistas, aunque son capaces de crear hermosas obras de ficción pura. Ambos te hacen reir mientras te hacen pensar. Sus historias son sencillas, divertidas y emocionantes.

A quien le guste lo bueno que ha hecho Woody Allen, le gustará Amelie Nothomb.

Pero lo que hace pensar en Woody Allen al referirse a Amelie Nothomb es su común obligación de ofrecernos una obra al año, obligación que redunda en la calidad de su trabajo, sobre todo en la de las últimas películas del cineasta de New York.

No sabemos cuántos guiones escribirá Woody Allen y cuántos desechará. Sí que Amelie Nothomb todos los años, en una fecha determinada comienza dos textos que, por imposición propia, termina siempre un día concreto. Uno es desestimado y otro entregado al editor. El desestimado nunca, ni después de muerta, verá la luz.

Esta forma de trabajar autoinfringida no beneficia, todo lo contrario, a sus novelas. Woody Allen sí ha logrado alguna obra maestra. Amelie Nothomb todavía no; sus obras son buenas, con momentos  brillantes, pero alguien, con el valor suficiente, debería decirle que cada historia necesita más o menos esfuerzo, más o menos dedicación. Más o menos tiempo. Más o menos trabajo.

Proporcionar a la editorial una novela y desechar la otra garantiza que se publica lo mejor, o lo menos malo. Algún año puede que ninguna de las dos obras merezca la pena, y seguro que, por coincidir con una obra mejor, grandes obras no lleguen nunca a ver la luz.

Los textos autobiográficos deberían ser agrupados, ordenados, pulidos y publicados conjuntamente. El resultado sería una gran obra. Una idea, antes de su jubilación, para Jorge Herralde y la colección "Otra vuelta de tuerca". No ocurriría así que lo que es fundamental en una novela es reiterado en las siguientes, cuando no anecdótico, desmereciéndose unas a otras.

Hay que leer a Amelie Nothomb. Concretamente "Ni de Eva ni de Adán" antes que otros títulos más conocidos, y, como ejemplo de novela no autobiográfica,"Diccionario de nombres propios".

En el mercado de segunda mano sus libros son difíciles de encontrar. En internet, los pocos que salen al mercado vuelan.