domingo, 10 de abril de 2011

Massimo Carlotto

Como "el autor de novela negra más importante de Italia"es presentado al mercado español Massimo Carlotto por Emecé editores, quienes han publicado ya dos de sus obras.

Muy mal tiene que ir la novela negra italiana si esa reseña es cierta.

La novela negra no es un género menor, se merece consideración. Hay que exigirle un respeto a cualquiera que pretenda escribir una obra de género negro. 

"La oscura inmensidad de la muerte"  es el fruto de tener una ocurrencia, un ridículo círculo de perfecta justicia ideal que rezuma moralina, tomar algunos de los elementos característicos del género y narrarlo, como también es habitual, en primera persona, herramienta ésta arriesgada si hay que ponerse en la piel de un tipo en situación crítica.

En un doble salto mortal sin red, la historia se desarrolla por medio no de uno sino de dos protagonistas, y ambos en situaciones límite, traumática una y desesperada la otra. En uno de los personajes, al estar en libertad, la primera persona es más narrativa. El otro, en cambio, está encarcelado, y sus capítulos son pretendidamente más introspectivos. En ambos casos el resultado es errado; el personaje en libertad no es verosímil y el encarcelado es ridículo. Y porqué, por la misma razón por la que no es necesario ni suficiente que el autor de este blog diga que esta novela no le gusta, sino que a esta conclusión, o a otras, debe llegar el lector a tenor de sus palabras. 

La falta de credibilidad hace que la obra se lea con desapego, mayor a medida que se acerca el remate, el supuesto clímax lleno de tensión. El distanciamiento deriva en indignación. La sensación de estar, con benevolencia, ante una idea ingeniosa, con algunos detalles originales pero un tratamiento equivocado, desemboca, ante el increible giro, más etílico que ético, en un abierto enfurecimiento, en una falta de condescencia con una obra en la que autor primero concibió la historia y luego creó un mundo que se adecuara a ella, en la que los personajes secundarios son meras marionetas desdibujadas, sin el carácter suficiente, porque eso haría insostenible el argumento.

Pero todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad. Eso, y que El Círculo de Lectores, a un precio más económico, ofrece las dos obras en un único volumen.

Narrada también en primera persona, esta vez con acierto, por un personaje logrado pero todavía incompleto, que aspira a ser comparado con el protagonista de "El asesino dentro de mí" de Jim Thompson, "Hasta nunca, mi amor" es una novela más atinada que la anterior, con la que comparte defectos, como un final insultante, o el enfoque de los personajes secundarios, despreciados y, en algún caso, lamentablemente desaprovechados.

El tratamiento de los personajes femeninos es ofensivo. Quizá los personajes masculinos sean responsables de su comportamiento con las mujeres, pero es el autor el único responsable de cómo ellas, ya sean fuertes o débiles, se dejan hacer. El pulso entre tipos duros y mujeres frías, fundamento de muchas de las mejores novelas negras, es en esta obra traicionado. Las mujeres, con carácter o sin él, son burladas tanto como personajes como personas.

Sin pretensiones psicológicas, la narración en primera persona es más efectiva. A falta de incursiones introspectivas, terreno que el autor ha demostrado no dominar, discurre de modo que se va conociendo progresivamente al protagonista, construyendo su amoral personalidad, pero esta edificación resulta incompleta.

Como incompleta resulta la construcción de una historia con posibilidades, con ideas interesantes, con personajes secundarios con potencial. Quien mucho abarca poco aprieta y Carlotto no profundiza en determinados momentos que lo merecerían. La prevalencia de un ritmo veloz pretende esconder una falta de esfuerzo, o de capacidad, pero un final irreal desenmacara las limitaciones. Una pena.

El éxito de este autor en su país es consecuencia de su previa popularidad, que aprovecha incluyendo los sucesos biográficos más polémicos en sus obras, lo cual únicamente puede ser calificado como obsceno. Siendo aquí un total desconocido, y carentes sus obras de todo ese componente subjetivo, sólo pueden ser éstas ponderadas por su calidad literaria, y los resultados son magros.