Francisco Casavella lo sabía. Antes de morir tuvo tiempo de trasmitírselo a Javier Calvo. El secreto de Editorial Mondadori. Mercedes Cebrián y, Edmundo Paz Soldán, fueron los encargados de contárselo a Robert Juan-Cantavella. "Si quieres que esta gente te publique, tu libro ha de estar escrito en presente de indicativo".
Es un criterio acertado, que le da elegancia y precisión a la narración. Debería ser lo lógico.
Pero vamos a lo que estamos. ¿Qué decir de "Asesino Cósmico"? Como la propia novela, puedo contar mucho y no decir nada.
Suena demasiado duro, más cuando no es una mala lectura. Simpática e ingeniosa, deja no obstante una pregunta fundamental sin responder.
Hay libros que es muy difícil recomendar. Cómo recomendar una novela que comienza como novela histórica en un entorno fantástico, pasa a ser la novela de ciencia-ficción que se presume, para transformarse en novela de terror gótico, mutar después en libro de caballería con retazos de explícito erotismo, un poquito de gore y pinceladas de western, y vuelta a empezar con el añadido de momentos surrealistas. Todo en el marco de una novela simbólica e intemporal.
Aunque nominalmente está situada en un futuro cercano, esto es relativo ya que es el mañana de un mundo imaginario, que incluye más elementos de nuestro pasado que novedades, que recuerda, más por fuentes comunes que por una ascendendencia directa, a creaciones anteriormente leídas de Fernando Aramburu o Javier Tomeo.
Salvo el manejo de unos elementos ajenos y el resultado obtenido, nada hay original en "Asesino Cósmico". Y esa es su pretensión, mostrar que está todo inventado en las artes narrativas, la tía literatura y su sobrino el cine, que lo que queda es recrear y revisar historias ya contadas.
Esta demostración se convierte en un gran homenaje a sus gustos e influencias, con una intención lúdica o paródica. Es un derroche, sí, de imaginación, que se aprovecha de referencias literarias y cinematográficas, de la iconografía, la nomenclatura y la imaginería tradicional de cada género.
"Asesino Cósmico" prueba que un escritor es la consecuencia de sus lecturas, y es paradigma de que éste siempre escribe la novela que le hubiera gustado leer. Un deseo llevado al extremo, en el que no sólo el argumento cambia de un género a otro, sino que los personajes saltan a su vez de una historia a otra y las historias tan pronto son contadas por un personaje como lo son por otro, como se materializan reales.
Si bien se reconocen méritos narrativos, mucha imaginación y gran empeño por cerrar certeramente una estructura complicada, hay que señalar que esto no es suficiente. He buscado y no he encontrado, no me atrevo a asegurar que no la haya, una clave que me permitiera entender e interpretar la obra como una metáfora de algo más allá de una simple chanza, que excusase el mayúsculo esfuerzo. Una respuesta a una sencilla pregunta ¿Y?
Cómo recomendar, por tanto, lo que únicamente es una gran broma, me temo que muy privada, íntima, que puede hacer o no gracia independientemente del sentido del humor o la inteligencia del lector.