lunes, 17 de diciembre de 2012

"El lamento de las sirenas", Michael Koryta

Desde abril está disponible "Una tumba acogedora", la tercera novela de Michael Koryta y, como las demás, con Lincoln Perry, probo detective privado y ex policía, como protagonista.

Puesto que no la he leído no puedo opinar, pero el precipitado avance que se incluía en la anterior, "El lamento de las sirenas", es más interesante que la obra precedente entera.

Esas escasas diez páginas tenían potencial, pese a incluir alguna torpeza inaceptable -Mi compañero Joe Pritchard estaba de baja indefinida, llevaba de baja dos meses (página 344)- que habrán corregido.

Los dos primeros capítulos de "Una tumba acogedora" ofrecidos evidencian las carencias "El lamento de las sirenas". En ellas hay ritmo, unos añorados diálogos ácidos, y unos personajes que, aún siendo los mismos, se presumen más seductores.

Lo mejor y, sobre todo, lo peor que puede decirse de "El lamento de las sirenas" se reduce a una palabra cuyas dos acepciones le son aplicables.

Correcto, ta.
        (Del latín correctus).
        1. Adjetivo. Dicho del lenguaje, del estilo, del dibujo, etc... Libre de errores o defectos, conforme a las reglas.

Rígida, estricta, "El lamento de las sirenas" está encorsetada por las reglas de un género. Sumiso y escrupuloso, Michael Koryta respeta, con desigual fortuna, los tópicos sin permitirse ninguna licencia, y renuncia a la libertad de poder equivocarse. Su obsesión por presentar una historia impecable, inexpugnable, constituye una tiranía en la que toda conversación, tesitura, exposición o digresión ha de rendirle pleitesía y contribuir a su monumentalidad con un exvoto. El conjunto, desposeído de verosimilitud, con cada diálogo, cada aparición, cada referencia sin otro sentido que su aportación a la trama, y los protagonistas condenados a un profesional celibato, queda rendido, hueco, espurio y sin atractivo.

        2. Adjetivo. Dicho de una persona: De conducta irreprochable.

Qué hay más aburrido que las conductas intachables. Quién busca personajes íntegros en una novela negra.

"El lamento de las sirenas" no tiene sabor. Ni es dulce, ni salada, ni ácida. Michael Koryta demuestra tener equilibrio para sortear las situaciones delicadas sin resultar empalagoso, como carecer del ingenio suficiente para dotar a sus personajes de gracia y mordacidad. Tampoco es amarga, puesto que el dramatismo es impostado. Y además le falta picante; la abstinencia es chocante, su explicación innecesaria y delatora.

La conclusión, aunque a ella se ha llegado antes, la ofrece el protagonista en la página 287, en un ejemplo de redacción descuidada:

Me hubiera gustado que aquello me importara. Me hubiera gustado querer preguntar por los detalles, intentar cuadrarlo todo con las piezas del rompecabezas que había estado montando durante toda la semana, hacer que encajara, ordenarlo todo. Pero no podía. Me resultaba imposible encontrar una razón por la que aquello tuviera la más mínima importancia.

Y los brotes verdes, el comienzo de "Una tumba acogedora".

 Más información sobre Michael Koryta"El lamento de las sirenas" y "Una tumba acogedora".