Como el chimpancé de la atinada portada, "Padres, hijos y primates", una pertinente parábola ganadora de la cuarta edición del premio Otras voces otros ámbitos, al primer vistazo aparenta inocencia. Pero con el tiempo, cuando la historia seduce al lector, al igual que los ojos del animal captan su mirada, surge la inquietud.
Como el chimpancé de la portada, el relato de Jon Bilbao es un iceberg que únicamente muestra una inofensiva octava parte, permaneciendo ocultas las amenazantes siete restantes.
Como ese iceberg, "Padres, hijos y primates" parte de una fórmula elemental, oraciones arquitectónicamente ejemplares y rotundamente precisas, para construir un conjunto sólido, refinado, sencillo y resplandeciente, basado en la ausencia de lo accesorio y centrado en lo imprescindible.
Como ese iceberg, pese a su gran masa la obra de Jon Bilbao se mantiene a flote. El resultado es capaz, sin tensiones ni desalientos, de portear inmutable la carga inoculada.
Prepara, para unos personajes éticamente ufanos, un escenario aparentemente inocuo, en el cual éstos puedan eludir las culpas, proyectar responsabilidades, personificar su mal fario, mostrarse ingrato ante amparo, o requerir el reconocimiento de los méritos propios a la vez que se envidia y desacredita el ajeno.
Gradualmente la condiciones se agravan, lo cual permite inducir las reacciones, y al lector apreciar la renuncia a los principios, valorar sus respuestas primarias, justificar sus comportamientos y comprender la ausencia de remordimientos.
Con "Padres, hijos y primates" la Editorial Salto de Página consolida la buena opinión que aquí se tiene de ella, y sube puestos en un hipotético escalafón particular.
Más información sobre Jon Bilbao y "Padres, hijos y primates".
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